En la educación actual, la “praxis pedagógica” se reconoce no solo como un acto de enseñanza sino como una dimensión integral y transformadora que implica la formación intelectual, ética y estética del individuo.
Este artículo examina cómo se entrelazan los conceptos de praxis pedagógica, comunicación y representación en el ámbito educativo, destacando el potencial transformador de la praxis en la creación de condiciones educativas más inclusivas y efectivas.
Praxis Pedagógica Más que Enseñanza
La praxis pedagógica va más allá de la simple transmisión de conocimientos; es un proceso integral que involucra la transformación de los intereses y capacidades de los estudiantes. Según David Shaffer (2004), la praxis pedagógica puede beneficiarse enormemente de las tecnologías de la información, facilitando que los estudiantes participen activamente en proyectos significativos que reflejan prácticas profesionales reales, como la arquitectura y el periodismo. Esto ayuda a los estudiantes a desarrollar marcos epistemológicos que organizan las habilidades y entendimientos necesarios para prosperar en una sociedad postindustrial.
Edwards-Groves et al., (2018) abordan la praxis pedagógica desde una perspectiva crítica, sugiriendo que la praxis en la educación, entendida de manera variada en distintas tradiciones históricas y educativas, se relaciona profundamente con la deliberación moral y ética. Esta visión enfatiza la praxis como un compromiso ético y reflexivo que responde a la pregunta fundamental de en cuyo interés actúan los educadores.
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Praxis y la Reflexión Crítica en la Formación del Docente
La praxis pedagógica también incluye un elemento crítico y reflexivo esencial para el desarrollo profesional del educador. Dixon et al. (2022) utilizan la metodología de estudio propio para explorar las experiencias pedagógicas del investigador principal en un centro de desarrollo juvenil, utilizando la praxis como reflexión crítica. Este enfoque destaca cómo las experiencias directas y la reflexión crítica pueden mejorar significativamente las prácticas pedagógicas y la formación de los educadores.
En suma, la praxis pedagógica es una herramienta poderosa para la transformación educativa, que integra la teoría y la práctica en un proceso reflexivo y ético. Este enfoque no solo prepara a los estudiantes para enfrentar desafíos complejos de la vida real, sino que también capacita a los educadores para desarrollar prácticas más conscientes y responsables.
En definitiva, la praxis pedagógica es esencial para una educación que aspira a ser verdaderamente transformadora y adaptativa a las necesidades cambiantes de la sociedad.